Cardióloga o Veterinaria. Ingeniera Industrial. Abogada. Profesor o Policía. Futbolista, Bombero y Arquitecta. Esos eran los sueños de varios niños, niñas y adolescentes, entre los diez y quince años de edad, que han resultado heridos y muertos por las mal llamadas “balas perdidas”, durante enfrentamientos registrados entre pandillas, por ajustes de cuentas y hasta en celebraciones por partidos de fútbol, en barrios de Cali, la tercera ciudad en importancia en Colombia, después de Bogotá y Medellín.
Por Juan Carlos DíazDesde bebés en el vientre de su madre, pasando por niños, niñas y adolescentes, han tenido que padecer en Cali de una violencia que no les pertenece. Han sido víctimas de las mal llamadas “balas perdidas”, que les han causado su muerte o lesiones de por vida, pese a no hacer parte de ningún tipo de conflicto. Ellos habitan o transitan por sectores del oriente, nororiente y ladera de la ciudad, en donde se presentan enfrentamientos entre pandillas, se registran ajustes de cuentas, proliferan las “Fronteras Invisibles” o “Líneas Imaginarias”, cuando se hacen celebraciones por partidos de fútbol en la vía pública.
Para nadie es un secreto, que América Latina y el Caribe continúa siendo la región más violenta del planeta.
El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, sostiene que “aunque esta región tiene tan solo un 8% de la población global, en ella ocurren más del 30% de los homicidios del mundo. Si bien se trata de
un problema regional, la falta de seguridad se vive en lo local, en los barrios y en las ciudades de América Latina y el Caribe”.
Esa falta de seguridad sigue ocasionando que los niñas, niños, adolescentes y mujeres permanentemente estén en una situación de mayor vulnerabilidad, como ocurre cuando se encuentran en las calles.
Entre el 2010 y 2016, se presentaron 13 casos de menores muertos (siete niñas y seis niños) por “balas perdidas” en Cali, según la Secretaría de Gobierno Convivencia y Seguridad de la Alcaldía, que estableció que en 2015, la ciudad registró 1.378 homicidios y en 2016 un total de 1.297, lo que representó 81 casos menos.
En los años 2015 y 2016, la Comuna de Cali que registró el mayor número de homicidios fue la 15, conocida como el Distrito de Aguablanca, conformada por los barrios Comuneros I, Mojica,
Laureano Gómez, El Retiro, El Vallado, Ciudad Córdoba, Bajos de Ciudad Córdoba o Morichal de Comfandi y Llano Verde, en su mayoría habitada por gente que llego a la ciudad, desplazada de la violencia armada, especialmente del Pacífico y el sur de Colombia.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, regional suroccidente, durante 2015 atendió un total de 711 casos por presuntos homicidios en Cali, de los cuales 5 fueron niñas y 24 niños (hasta los 14 años de edad), así como 11 mujeres y 217 jóvenes (entre los 15 y 18 años de edad), para un total de 257 menores muertos en hechos violentos durante ese año.
En el 2016, Medicina Legal en Cali atendió un total de 571 casos por presuntos homicidios, de los cuales 4 fueron de niñas y 17 niños (hasta los 14 años de edad), así como 5 mujeres y 156 jóvenes (entre los 15 y 18 años de edad), para un total de 182 menores asesinados en el último año.
Cabe anotar que el Instituto Nacional de Medicina Legal ubicó al Valle del Cauca como el departamento más violento en 2016, incluida la ciudad de Cali.
De acuerdo con las estadísticas suministradas por el Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Metropolitana de Cali, durante el 2016, el índice de homicidios en la ciudad se redujo en 7% con 90 casos menos frente a los reportes generados en el año 2015 (información cruzada con el Observatorio de Seguridad de la Alcaldía Municipal).
Durante el 2016, la Policía en Cali capturó 8.014 personas por diferentes delitos, se incautaron 1.414 armas de fuego y desarticularon 161 estructuras delincuenciales dedicadas al homicidio, al hurto en todas sus modalidades y al microtráfico entre otros.
El trabajo operativo de la Policía en Cali, a través del programa “Tratamiento Integral de Pandillas”, ha permitido que sean intervenidas 33 pandillas de las comunas de Cali e impactado 742 jóvenes.
Actualmente se realiza un trabajo de acercamiento con 20 pandillas. Se espera que en poco tiempo estén vinculadas a este programa que hasta el momento ha alcanzado resultados como la reducción en homicidios con -181 casos y en lesiones en la modalidad de riñas o conflicto entre pandillas, en comparación con el año 2015.
La Policía Metropolitana de Cali tiene identificadas 88 pandillas, distribuidas en 8 comunas de la ciudad, especialmente en la zona de ladera y el Distrito de Aguablanca, al oriente de Cali, en donde existen un promedio de 15 a 20 grupos de pandillas juveniles.
El vicepresidente de Colombia, el general retirado Óscar Naranjo, quien fue Comandante de la Policía Metropolitana de Cali, dijo en abril de 2017 que, para fortuna de los caleños, por primera vez en 25 años la ciudad está experimentando su tasa más baja de homicidios.
“Una tasa que ciertamente todavía es elevada, de 54 homicidios por 100.000 habitantes, pero la importancia es que después de 25 años estamos regresando a las tasas que realmente nos deben a todos inspirar conseguir”, subrayo Naranjo.
De acuerdo a un diagnóstico situacional de inseguridad de la Personería Municipal de Cali, las primeras causas de homicidios de niños, niñas y adolescentes en la ciudad se deben a enfrentamientos entre pandillas y “balas perdidas”.
El Centro de Recursos para Análisis del Conflicto, Cerac, en su primera investigación sobre el problema de las “balas perdidas” en Colombia, estableció que en 10 años, según los registros de la prensa examinados, murieron al menos 1.000 personas por disparos indiscriminados. Eso implica que cada 4 días hubo al menos una muerte por esta causa.
Se define como: aquella bala disparada intencionalmente, que ocasiona daños letales o no letales a una persona diferente a la que es el objetivo de quien acciona el arma de fuego.
Una pandilla es un grupo de tres o más miembros, cuyas edades, en su mayoría, están entre los 12 y 28 años, cuyos miembros se dedican a actividades que infringen la ley y cuyo hábitat suele ser un lugar del espacio público del barrio.
Consiste en impedir el paso a un territorio determinado del barrio de una persona sea proveniente de una pandilla o no, estableciendo límites invisibles. Quien sobrepase tal frontera estará sentenciado a perder la vida. Las “fronteras invisibles” además se dan desde los barrios más deprimidos, donde hay conflictos intrafamiliares y pobreza desmesurada, lo que lleva al hurto y al sicariato.
Entre uno y cinco años de cárcel puede purgar una persona que sea sorprendida por la Policía haciendo disparos al aire con arma de fuego. Las penas están fijadas en la Ley de Seguridad Ciudadana (Ley 1453 de 2011) que busca, entre otras cosas, que los colombianos usen responsablemente las armas de fuego.
El Artículo 18 de El Artículo 18 de esta norma establece: “Quien teniendo permiso para el porte o tenencia de armas de fuego la dispare sin que obre la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente e inevitable de otra manera, incurrirá en prisión de uno a cinco años, cancelación del permiso de porte y tenencia de dicha arma, y la imposibilidad por 20 años de obtener dicha autorización; siempre que la conducta aquí descrita no constituya delito sancionado con pena mayor”.
Lizeth y Juan de 16 años de edad, Genith de 15, Daniela de 14, Daniel de 13, Brayan de 11, Ana, Brandon y Valeryn de 10 años, a pesar que nunca se conocieron, no estudiaron ni jugaron juntos, sí tuvieron algo en común: murieron por la misma causa: “Balas Perdidas”.
Estas son varias, de las muchas historias de vida, de los niños, niñas y adolescentes, en Cali, a quienes la guerra urbana les ha arrebato sus sueños.
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Las fracturas a nivel familiar en muchos casos ocasionan que los jóvenes empiecen a delinquir y a consumir drogas ilícitas. La proliferación de armas entre los jóvenes, en gran parte a consecuencia del microtráfico y la gran oferta laboral ilícita que existe en Cali, son varias de las lecturas que se hacen sobre la situación de violencia que viene afectando no solo a ancianos, adultos y jóvenes, sino a los niños, niñas y adolescentes en Cali.
Varias han sido las alertas que han hecho las autoridades de salud de Cali, debido a que cada año en la Morgue de la ciudad, hay más participación en las necropsias de menores de edad.
Los 24 procesos que adelanta la Fiscalía General de la Nación por la muerte de menores por “balas perdidas” en Cali hasta el 2016 en su mayoría se encuentran Activos y en Acumulación Procesal (13), uno en Juicio (1) y el resto Inactivos-Archivados, en Acumulación Procesal, en Acusación y a la espera de Sentencia.
Con fondos de la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Cali, presupuestados en el Plan de Desarrollo Municipal de Cali, 2016-2019, Cali Progresa Contigo y ejecutado por la Universidad del Valle, a través del reconocido Instituto Cisalva, e implementado por su equipo técnico en conjunto con la Policía Nacional y su Unidad de Policía Preventiva, adelantan el Programa TIP - Tratamiento Integral a Pandillas: Jóvenes Sin Fronteras.
Este programa, tiene como objetivo general, desarrollar un proceso de integración social y restitución de derechos a los miembros de pandillas juveniles identificadas por la Policía Metropolitana de Cali, dando lugar a un proceso de investigación en el
que se midan los alcances del proyecto y los logros del trabajo para sentar las bases de un modelo de atención integral a jóvenes en situación de vulnerabilidad social.
Entre el 8 y el 16 de noviembre de 2016, los primeros 500 jóvenes entregaron sus compromisos de cambio con la ciudad, sus comunidades, sus familias y consigo mismos.
El proyecto tiene como propósito diseñar e implementar un modelo de atención integral para dicha población en los aspectos psicosocial, de salud, educación, oportunidades laborales, oferta cultural y deportiva.
Este programa tiene como perspectivas vincular 18 pandillas adicionales promedio anual entre 2017 y 2019, para cubrir la totalidad de 88 grupos identificados y priorizados originalmente por la estrategia TIP de la Policía Metropolitana de Cali
Al anterior programa, se suma la iniciativa ‘Medítele a la Paz’, dirigida a niños, jóvenes y adultos, que busca transformar imaginarios sociales y escenarios de conflictos cotidianos para la construcción de una cultura ciudadana para la paz en el territorio, y promover el respeto por la vida. Está integrado por los programas: ‘La Paz es mi Cuento’, ‘Sumar Paz’ y ‘Yo no parí para la muerte’.
En 2016 Cali fue una de las cinco ciudades finalistas a nivel mundial al Premio por la Paz, organizado por Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, por la iniciativa ‘Medítele a la Paz’. Allí se destacó como una iniciativa innovadora en la prevención y resolución de conflictos, y consolidación de la paz.
“Lastimosamente hemos tenido niños que son heridos en el vientre materno”, Carlos Jiménez, coordinador de Pediatría.
“Cada año en la Morgue, hay más participación en las necropsias de menores de edad”, Jairo Silva, director regional suroccidente.
“Hay condenados y también personas en juicio por balas perdidas”, Amanda Moreno Ávila, coordinadora de la Unidad de Reacción Inmediata, URI, Cali.
“El tema de las Balas Perdidas y las Fronteras Invisibles es complicado”
“Mi vida antes era un sosiego”
“A los jóvenes hay que desviarlos de esa gran oferta laboral ilícita que existe en la ciudad”, intendente Rubén Valencia, líder del programa: “Jóvenes sin fronteras”, que desarrollan con la Alcaldía y Cisalva.
“La mayoría de historias de esos jóvenes que empiezan a delinquir y a consumir, depende mucho de esas fracturas a nivel familiar”, Lorena Penagos, Trabajadora social Educadora para la vida de Cisalva.
“La proliferación de armas entre los jóvenes es en gran parte a consecuencia del microtráfico”, coronel Germán Ernesto Muñoz Díaz, comandante Distrito 4 de Policía en el Distrito de Aguablanca, oriente de Cali.