Farándula

Juan de Castilla y Fernando Robleño, sacaron su casta en La Santamaría

Los dos matadores cortaron de a una oreja en la segunda de abono de la temporada en Bogotá.

Juan de Castilla y Fernando Robleño, sacaron su casta en La Santamaría

Juan de Castilla y Fernando Robleño, sacaron su casta en La Santamaría(Cortesía José Luis Querubín.)

Tal y como se esperaba, la segunda corrida de la temporada taurina de Bogotá no fue nada fácil. Los seis toros de la tradicional ganadería de Mondoñedo impusieron su ritmo y evaluaron la casta de los toreros Octavio Chacón, Juan de Castilla y Fernando Robleño. Justamente el español Robleño y el colombiano de Castilla, lograron cortar una oreja cada uno como premio a su determinación en la lidia.

Hubo más técnica que impacto en los pases pero finalmente los diestros superaron la prueba frente a unos toros duros de lidiar. “Es una oreja de mucho peso y me hubiera encantado salir en hombros de esta plaza, pero poco a poco se van aprendiendo cosas y lo importante es que la gente salió contenta”, dijo el torero Juan de Castilla.

A su turno Robleño demostró sus habilidades después de 16 años de no estar en una plaza de Colombia. “Fue mucho tiempo sin pisar esta plaza y estaba muy feliz de volver. Sé que los toros de Mondoñedo generan un gran interés y por eso siento que mi actuación fue muy buena y quedo con muchas ganas de volver”.

Octavio Ochoa confirmó su alternativa en La Santamaría pero desafortunadamente no logró triunfar a pesar de las ganas y buenos pases que hizo en sus faenas. “Ahora mismo tengo un sabor agridulce porque uno viene a triunfar y no pudo ser. Tuve unos toros muy complicados y eso se notó, uno quiere triunfar y mis toros no me ayudaron. Escuché el cariño de la gente y por eso quiero volver lo más pronto posible”.

La Corrida

Mondoñedo es una ganadería que tiene su propio ADN y sus toros son bastante complejos para las lidias. El encierro fue bien presentado, los toros tuvieron buen galope, trapío, buena musculatura y acudían a la muleta. Fue una tarde acompañada de la lluvia, aunque San Pedro tuvo compasión con la afición y las gotas no duraron mucho en La Santamaría.

Hubo más de media plaza para esta corrida con toreros que han venido de menos a más y que han demostrados sus habilidades. El primero toro en salir al ruedo fue ‘Fogonero’, un negro mulato, que fue lidiado por Octavio Chacón quien estuvo de azul celeste y oro.

En un principio el animal demostró problemas en sus cuartos delanteros, tuvo poca fuerza y un poco descoordinado pero después del primer tercio el toro cambió totalmente y demostró clase en las embestidas.

Allí Chacón confirmó su alternativa y después de ello mató de una estocada a mortal a Fogonero. El siguiente turno fue para ‘Leñador’, un toro que durante toda la faena huyó de los caballos y de las banderillas, manso pero que sacó la casta en la muleta de Fernando Robleño.

El público pidió las banderillas negras para el ejemplar, pero al parecer no había disponibles y por eso la lidia siguió sin pica. Las virtudes de Robleño lograron salvar la faena y por ello dio vuelta al ruedo. Después de ver lo que pasó con los dos primeros toros, Juan de Castilla recibió a ‘Hoyador’ un ejemplar castaño pronto y fijo que siempre tuvo ímpetu para embestir.

De Castilla se entregó a la faena con varias manoletinas con las que conquistó a la afición bogotana. No tuvo suerte en la estocada y se oyó un aviso antes de acertar con el descabello.

El cuarto toro fue ‘Tejedor’ un ejemplar que demostró la tradición de los de Mondoñedo y Robleño lo recibió con una serie de verónicas que fueron demarcando el futuro de la lidia. Hubo un gran esfuerzo del matador, quien de hecho se expuso en varias ocasiones, y por eso cortó una oreja después de clavar una estocada hasta la empuñadura.

El quinto de la tarde se llamó ‘Tocayito’, un toro que Chacón lidió en tablas, con buenas verónicas y sin problemas. Lamentablemente el ritmo con el que empezó la lidia no se mantuvo y en la suerte de la espada, Chacón no tuvo éxito. Finalmente apareció en el ruedo ‘Canciller’, un hermoso ejemplar negro que siempre estuvo midiendo a Juan de Castilla y en varias ocasiones fijó su mirada en el matador y no en el capote.

El joven torero tuvo paciencia y logró una buena lidia a pesar de los problemas con el toro. La afición bogotana reconoció el sacrificio y por ello se pidió hasta el cansancio una oreja que fue concedida por la presidencia para cerrar la segunda de abono en La Santamaría.

La próxima semana se hará la última corrida de la temporada en Bogotá con toros de Ernesto Gutiérrez para los matadores Enrique Ponce, Sebastián Castella y el colombiano Ramsés.

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen directo

Caracol Radio
Directo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad