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Familia en Antioquia fue esclavizada y por varios meses violaron sus niñas

Además los obligaban a cometer acciones ilegales.

Nadie escuchaba sus gritos, nadie podía decir nada y ante la mirada de sus padres, esposos, hermanos e hijos, las mujeres, muchas de ellas niñas, eran violadas, maltratadas y humilladas por sujetos mal olientes que cargaban fusiles y que decían ser parte de la bandas criminales Clan del Golfo y los Caparrapos.

Si un hombre intentaba impedir la violación era golpeado hasta quedar tendido en el suelo o asesinado.

El corazón apenas si podía seguir palpitando cuando de lejos se escuchaba que venían los criminales quienes al arribar a la vivienda obligaban a las mujeres, a los niños y niñas a coger palas y machete y a la hora que fuera debían abrir trochas y caminos para que los delincuentes se movilizaran por la zona a sus anchas, sin ser descubiertos por las autoridades. Los callos en las manos de las mujeres cuentan solos estos episodios.

Esto fue lo que tuvieron que vivir dos familias de la vereda Moncholo del municipio de Zaragoza, Bajo Cauca de Antioquia, desde el año pasado hasta hace apenas unos pocos días cuando el Ejército los rescató.

Sobre el rescate se conoció que fue gracias a que dos adultos que fueron reclutados por el Clan del Golfo se fugaron y se sometieron a la justicia, esto no cayó bien entre los cabecillas criminales quienes de inmediato dieron la orden de asesinar a todos los miembros de sus familias, eran precisamente las familias que estaban siendo esclavizadas.

Al conocer esto, los sometidos dieron aviso a la Fuerza Pública y acto seguido fueron salvados 14 niños y tres adultos.

“Nos maltrataron nos abusaron para ellos protegerse, nos violaron, fuimos violadas, mi hija fue violada, yo fui maltratada, perdimos todo lo que teníamos, le damos gracias al Ejército que nos salvaron la vida, nosotros éramos una familia muy humilde y se nos metió el terrorismo, nos abusaron, siempre nos maltrataban, abusaban cuantas veces ellos querían, las niñas eran violadas, los maridos no podían hacer nada, los golpeaban, nos ponían a trabajar como cualquier hombre, yo era una de las sancionadas, mis manos están llenas de callos porque ellos nos obligaban a abrirles trochas para ellos andar; estando allá no teníamos salvación”, cuenta con sus ojos rojos de llorar, una de las mujeres rescatadas.

Dice la señora, horas después del rescate, que en la vereda estaban muertos, que sus vidas se las arrebataron los paramilitares, como les dice ella, desde el mismo momento en que llegaron a sus casas, que su hija, una niña de 14 años, fue violada por esos sujetos cuando iba de camino a la escuela y quedó embarazada; el ataque fue más allá cuando obligaron a un miembro de esa familia a decir que él era el responsable de la violación.

17 años, era lo que llevaban viviendo tranquilos como campesinos en esa vereda y que los meses en que fueron víctimas de la maldad y el terror fueron suficientes para no querer volver a pisar el lugar.

Al Ejército le agradecen haberlos liberado de la barbarie, pero le ruegan jamás ignorar cuando un campesino pida ayuda.

“Yo le ruego al Ejército que cuando un campesino pida un apoyo de inmediato respalde, porque cuando uno pide es porque de verdad necesita ayuda, nosotros nos encontrábamos muertos donde estábamos, estábamos muy amenazados”, dice ella.

Tras el rescate, estas personas han recibido atención médica, acompañamiento psicológico y moral, entre otros apoyos necesarios para el restablecimiento de sus derechos.

Ahora temen porque hay otras familias de esa vereda en las mismas condiciones en las que ellos estaban hasta hace unos pocos días.

 

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