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La Realidad como Ficción

Columna de opinión de Rafael Vergara Navarro

La Realidad como Ficción

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07:16

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Cartagena de Indias

Uno de los más graves atentados o pecados contra la democracia y la vida social es la manipulación de la verdad. Con el poder multiplicador de las redes sociales y la extensión del mensaje, el daño infringido puede llegar a ser extremo. La verdad no llega a todos los espacios donde lo hace la mentira o la media verdad. Un click o cambio del dial hará que solo se escuche o vea una cara de la moneda.

Manipular es subjetivizar lo objetivo, relativizarlo o acomodarlo a lo que como operador quiero o no dejar ver o sentir como ganancia social o política. Engañar mostrar como cierto lo que no es, incluso transformar una verdad en media verdad, es reprobable porque al atentar contra la verdad o el buen nombre desconocen mi derecho a la información veraz que oriente mi juicio o decisión.

Junto con el ocultamiento o el engaño, la ignorancia en todos los sentidos, es caldo de cultivo de la manipulación que se expande y complica las soluciones o frustra sus logros.

Entre la maraña que se inventa la verdad se ensucia, entonces exige ser ratificada o verificada, para que sea creíble y se admita exige investigación, prueba, testimonio, demostración científica o información calificada. Obligan con la duda que siembran a meter el dedo en la herida, única forma de creer y dirimir el conflicto de intereses creado por quien manipula o miente a otros u otros para lograr un fin torcido o delictivo político, religioso, comercial.

Ganar la opinión pública es uno de los objetivos centrales para derrotar o aplastar al otro.

Quien manipula puede llegar a recurrir a la calumnia o injuria combatida o derrotada más que por la vía judicial, por el enfrentamiento o reclamo directo y/ o la ética del receptor crítico que alertado o formado, a estas alturas de la comunicación masiva, no da juego a la información que no verifica.

El tema es tan crítico que en el juego de intereses ante la opinión se manipulan hasta las sentencias judiciales para no cumplirlas o retrasar su ejecución.

Recientemente alguien descalificaba como inocuo la construcción del viaducto del Gran Manglar, echaba vainas al Presidente Santos por una inversión tan grande sin sentido. Hablaba sin saber, y obvio, sin pensar que de no hacer el largo puente la ampliación de la vía significaba usar y rellenar con millones de toneladas de piedra, hierro y concreto los manglares y las aguas, quitándole a la Ciénaga de la Virgen un espacio que requerimos para tener capacidad de depósito de la mayor cantidad de agua que nos caerá como lo muestra el impacto del cambio climático.

Esa ventana abierta hizo más fácil que entendiera la razón de la Acción Popular que con David Sandoval presentamos para la reubicación digna de Marlinda y Villagloria y la recuperación ambiental del delta de la ciénaga con el mar, el sitio donde sobre la talada y rellenada zona de manglar duerme la ciénaga su cabeza.

Entendió que el alto riesgo no lo inventamos nosotros, que está referenciado desde el POT del 2001 y que toda esa franja donde la sentencia ordena sacar lo rellenado, no es una playa como La Boquilla o Crespo y es de la Nación y de nadie más.

Comprendió que le mintieron cuando le dijeron que los iban a desalojar para hacer un hotel y que les mienten los que dirigen las invasiones ocultándoles a los que están en situación más precaria que saldrán del agua y tendrán todos los servicios públicos que se merecen.

Es que hay comunicadores que hablan de sentencias que por falta de profesionalismo no han leído y mienten de buena fe -que es lo mismo que hacerlo de mala- porque contribuyen a la deformación de la verdad y sus consecuencias.

Más grave es aun cuando con la manipulación afectan de mala fe el derecho del voto, satanizando a uno de los candidatos, diciendo que Petro representa el “castrochavismo”, que hará de Colombia una Venezuela con más hambre de la que ya hay aquí. Y lo más grave burlándose de la inocencia de la gente al decirles que les expropiará sus precarias casas. Ojalá y el pueblo los castigue por esa y otras infamias.

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