Salud y bienestar

En Santa Marta existe la calle del ‘Mal Polvo’

A dicha calle, que es un pasadizo destapado, se le atribuyen los achaques que sufren los moradores del barrio Ocho de Febrero en esta capital.

La calle del Mal Polvo en Santa Marta. /FOTO CARACOL RADIO

La calle del Mal Polvo en Santa Marta. /FOTO CARACOL RADIO

Santa Marta

Es una de esas calles donde a las 2:00 de la tarde se puede apreciar a la distancia, que los moradores se sientan en las terrazas para permitirle a la grasa derretirse y convertirse en sudor; pero ya ni eso pueden hacer, pues la polvareda que levantan los vehículos que utilizan ese pasadizo como atajo para ponerse de sur a oriente y viceversa en un tiempo fugaz, se ha convertido en un verdadero lío.

Y ese es un polvo malo, hace daño”, es lo que dice doña Cecilia Melo, una de las matronas de la afamada calle del Mal Polvo en el barrio Ocho de Febrero al sur de Santa Marta.

Y es que en contradicción al nombre del mes que registra, este barrio posee una de las calles donde la brisa no se añora, porque el polvo penetra directamente a las casas sin pedir permiso, se mete entre las sabanas, se posa en las cortinas y por supuesto se sienta a la mesa a la hora del almuerzo.

“Es una locura. No podemos estar tranquilos, siempre limpiando el polvo”, asegura también Daniel Aguilar, uno de los líderes del sector que entre risas, dice “ese mal polvo nos tiene jodidos”.

Y como si fuera poco, las personas de la tercera edad aparecen entre los más afectados, toda vez que son quienes le atribuyen al mal polvo, aquellos achaques propios y que son frecuentes entre los sesentones.

Parece mentira pero es verdad; ese mal polvo hace que uno termine tuyío; esto no se quita ni con mentol reforzado”, asevera Martín Camacho, un hombre bonachón de 67 años de edad que pese a la polvareda, se sienta en la terraza de su casa los domingos para tomarse sus cervecitas.

Y es que por ahí transitan tantos vehículos automotores, como motos y bicicletas; en virtud que está ubicado a un costado de la Universidad del Magdalena, y en horas picos es cuando el polvo se alborota y alborota a la gente.

Por este mundo de razones, los mismos moradores del barrio Ocho de Febrero que residen en la calle principal, decidieron bautizarla como ‘La calle del Mal Polvo’, para hacerle honor a la inmensa nube de arena fina que se levanta cada día y que pareciera no desaparecer nunca, y aunque impide que se vean las colinas de la ruralidad samaria, es parte de un paisaje que identifica a quienes se acostumbraron al polvo malo a cualquier hora del día.

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