Comunidades benefactoras trabajan en vacaciones por migrantes venezolanos

Bucaramanga

Enormes filas se han evidenciado a las afueras de la fundación que por cerca de 28 años ha brindado apoyo a habitantes de calle con alimentos, sin embargo, hoy dicen integrantes que nunca habían visto a centenares de personas, la mayoría del vecino país aguardando por un plato de almuerzo.

Familias enteras, niños y adultos mayores esperan algunos minutos en las filas a merced del clima, a cambio de un plato que pueda amortiguar las necesidades que viven.

Hasta el 22 de diciembre esta fundación debía presentar sus servicios a la comunidad como era habitual en años anteriores e iniciarían sus labores el 18 de enero. Finalizando el 2017 decidieron omitir el periodo de descanso, contactando a líderes sociales para suplir la salida de algunos trabajadores y así poder brindar el servicio alimenticio durante esta temporada.

Uno de los motivos que llevó a esta fundación a trabajar sin descansar, fue la constante imagen de migrantes que deben pasar las noches en las calles de Bucaramanga, muchos de ellos sin haber recibido un solo plato de comida. El padre Sergio Suárez, uno de los trabajadores de la fundación a quien le extendieron la invitación para servir en diciembre y enero, indicó que en las casi tres décadas de trabajo de esta comunidad, la cifra de personas atendidas había llegado a las trescientas en un solo día “Este año fu excepcional llego un momento en que estábamos distribuyendo 330 almuerzos” informó el sacerdote.

La Posada del peregrino solo pide a cada persona que requiere comida, $500 pesos por un plato de almuerzo, por lo que la voz ha corrido entre ciudadanos que buscan en Colombia, una escapatoria a la situación que se vive en el país fronterizo. Así mismo, invita a personas del común a vincularse a esta iniciativa para que de forma voluntaria puedan atender a esta población.