Justicia

Narcos de Brasil vinculados al clan del Golfo y a los puntilleros se escondían en Puerto Boyacá

Se trata de dos de los narcotraficantes más buscados de Brasil con circular roja de la Interpol.

Tunja (Colombia)

La Fiscalía General de la Nación, con apoyo del Gaula Militar Cundinamarca, capturó en zona rural de Puerto Boyacá (Boyacá) a Alfonso Celso Caldas de Lima y Gregorio Graça Alves, alias Mano G, señalados integrantes de un cartel narcotraficante que controlaría la salida de cocaína del estado brasileño de Amazonas.

Cayeron en Puerto Boyacá dos de los narcotraficantes más buscados de Brasil

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Alrededor de 192 países fueron alertados por la Secretaría General de Interpol sobre la peligrosidad de dos señalados narcotraficantes de Brasil, que escaparon de sus lugares de reclusión y harían parte de la organización criminal Familia del Norte, señalada de controlar los laboratorios de cocaína en la Amazonía brasileña y coordinar la salida del alcaloide por diferentes ríos de la región; además de homicidios y extorsiones en la ciudad de Manaos.

Con un continuo intercambio de información con las autoridades de Brasil, la Fiscalía General de la Nación, a través de su policía judicial CTI y con apoyo del Gaula Militar de la Décima Tercera Brigada del Ejército, ubicó a Alfonso Celso Caldas de Lima y Gregorio Graça Alves, alias Mano G, en una finca ubicada en zona rural de Puerto Boyacá (Boyacá).

Los funcionarios que cumplieron la diligencia llegaron en la madrugada, tan pronto los ocupantes de la vivienda se fueron a descansar luego de celebrar el cumpleaños de uno de los prófugos conocido como Mano G. En el sitio había mujeres y varios hombres quienes supuestamente asistieron a la celebración y otros que, al parecer, iban a ser contratados para un proyecto.

Los dos señalados narcotraficantes aportaron documentación de su país que en apariencia no correspondía a sus verdaderas identidades, por lo que fue necesario realizar pruebas técnicas y contrastar con los registros de las huellas dactilares que figuraban en las circulares rojas emitidas por Interpol, sólo así fue posible establecer la plena identificación.

De acuerdo a la información preliminar conocida por la Dirección Especializada contra el Narcotráfico de la Fiscalía, Alfonso Celso Caldas de Lima y Gregorio Graça Alves habrían llegado al país en marzo del presente año, luego de atravesar la Amazonía brasileña, cruzar la frontera por Putumayo y llegar por vía terrestre hasta Puerto Boyacá, donde pretendían establecer nexos con organizaciones criminales del Magdalena Medio y asumir la producción de cocaína.

Los capturados están a disposición de la Fiscalía General de la Nación, a la espera de los trámites diplomáticos para su traslado a Brasil, donde deberán responder por narcotráfico y fuga de presos.

Las historias criminales de los narcotraficantes

Alfonso Celso Caldas de Lima, de 37 años de edad, es un condenado narcotraficante de la organización criminal Familia del Norte o la familia de Manaos, sentenciado a 24 años y cuatro meses de cárcel por tráfico de drogas.

Fue capturado en febrero de 2016 con 70 kilos de cocaína, parte del estupefaciente era transportado en un vehículo y el resto estaba almacenado en una vivienda. Caldas de Lima fue recluido en el Centro de Detención de Manaos (Brasil) y el 2 de mayo de 2016, escapó con otros 38 internos a través de un túnel de 11 metros, cavado en el pabellón cinco del centro penitenciario.

Por su parte, Gregorio Graça Alves, con 30 años cumplidos, es el sobrino del reconocido narcotraficante Antonio da Mota Graça, conocido como Curica, señalado de dirigir la estructura criminal Familia del Norte o la familia de Manaos, y de mover cargamentos de droga por el río Amazonas del lado brasileño.

En diciembre de 2012, Graça Alves, alias Mano G, fue capturado por las autoridades de Brasil en desarrollo de una fase de la operación Muralla, ya que era considerado una ficha importante del ala armada de la organización delincuencial que dirige su tío.

En febrero de 2015, recibió beneficio de prisión domiciliaria ante una enfermedad que lo aquejaba y durante 15 días estuvo monitoreado con brazalete electrónico, hasta que lo rompió y escapó para convertirse en prófugo de la justicia de su país.

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