Madres comunitarias en Antioquia exigen cumplimiento al pliego laboral
Reclaman mejores condiciones laborales y recursos suficientes para la alimentación de los niños atendidos.
Madres comunitarias protestando frente a sede del Icbf en Medellín. / Caracol Radio
Antioquia
Con pancartas, sancocho y canción social, decenas de madres comunitarias de Medellín, de las 6.820 de Antioquia, se apostaron en la entrada del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) Antioquia, para exigir a las directivas nacionales de la institución respuestas a sus peticiones.
Marleny Ramírez Buitrago, vicepresidente del Sindicato de Trabajadoras en la Infancia en los Hogares de Bienestar y en todas la Modalidades (Sintracihobi), aseguró que mientras las mujeres protestan de manera pacífica en las instalaciones del Icbf, sector de la América en Medellín, los niños permanecen al cuidado de sus padres, a quienes les fueron entregados.
“Tenemos de nuestro lado a los padres usuarios que aceptan y dicen: mientras a la madres comunitarias no les dignifiquen el programa, nosotros nos tocará también salir a la calle. Los niños están con las madres cuidadores que dejaron sus padres usuarios”, aseguró a Caracol Radio la líder de las madres comunitarias en Medellín.
Las madres vinculadas a estos programas exigen contratos a término indefinido, aumento el abastecimiento de alimentos para los niños, pensiones mejor remuneradas, entre otras peticiones.
“Estamos exigiendo al Bienestar que se siente a negociar con las madres comunitarias a nivel nacional, porque presentamos un pliego el año pasado, con puntos puntuales, como una pensión digna, estabilidad laboral, igualdad en el presupuesto para todos los programas del Icbf (…) los niños no sean desnutrido porque las madres comunitarias han puesto de su bolsillo”, puntualizó la señora Ramírez Buitrago.
Escasea alimentos
Janet Patricia Velásquez Pérez, de la Asociación Dulce Despertar, con siete años como madre comunitaria, reveló que escasean los alimentos destinados a la nutrición de los niños.
“Esto se volvió una tienda de barrio. Dulces, dulces, dulces, una caja de gelatina para trece niños. Les toca de a cucharadita. Entonces saber que uno se levanta, nosotros nos ganamos el mínimo, pero nos toca sacar del mínimo la alimentación, y no nos duele, pero no es justo tampoco. Hay muchas madres comunitarias que les toca pagar arriendo servicios”, denunció.
También dijo que solo que ha recibido de hasta dos zanahorias para 16 niños en una semana, como parte de la minuta. Por esa razón, pidieron dignificar la labor de las madres.
